Paamath en Détours de Chant
En el barrio des Minimes, se llega a la música por las calles solitarias del invierno.
Un edificio de diseño contrasta con las torres residenciales y las casas con jardín. Centro Cultural Teatro des Mazades. A través de las grandes cristaleras vemos que el hall se vacía escaleras arriba: el espectáculo está a punto de empezar. La sala se ha llenado, pero encontramos dos sitios perfectos para hacer de francotiradores. Entre la niebla que ha conseguido entrar y difumina el escenario, adivinamos al senegalés Paamath. Se abre camino entre una parafernalia de focos de cine e instrumentos durmientes. Es el telonero del día: uno de esos artistas que el festival Détours de Chant nos ha programado como descubrimiento. Con una guitarra, su voz y una caja de ritmos Paamath se las apaña para poner sonido a la sonrisa africana. Mientras se disipaba la niebla, Fallsong, Prière y La Trahison, nos traen el espejismo, las creencias ancestrales, las inquietudes presentes y el optimismo eterno de las calles de Dakar.


Y tras la breve pausa: Stéphane Sanseverino. Sarkozy démission! Aplausos mayoritarios, sonrisas unánimes. Haciéndose visera con la mano escudriña el público. Pero si estáis todos sentados!! Qué concierto es éste? Un concierto es para bailar y eso... no? ... Todos sentados... El parisino intenta comenzar varias veces, pero su discurso se desborda y no consigue encadenar más de dos o tres acordes a cada intento. Menos mal que sé que al final del concierto estaréis todos de pie... (eso espero, porque si no, imaginaros la cara de estúpido habiendo soltado una frase así al principio del concierto si luego esto se acaba y todo el mundo está clavado en los asientos...) La sonrisa además de unánime, es persistente; sonreímos incluso con la boca abierta cuando aquello comienza de verdad y nos parece estar viendo a Django con una guitarra eléctrica. Lo acompaña un misterioso contrabajista y una batería que toca él mismo sacudiendo golpes de baqueta entre acordes de guitarra, tocando los platillos a taconazos o siguiendo el ritmo sobre los pedales de esa batería con forma de Ford T.  


Os gusta la música brasileña?  pregunta con entusiasmo... A mi me horroriza... Nos explica que la música brasileña es una cosa que se inventaron Quincy Jones y otro tipo un día que se quedaron en un ascensor y que luego Henri Salvador la hizo suya y ahora nos la ponen en todos los supermercados para que tengamos que comprar mas rápido y poder salir de allí lo antes posible, cogiendo los primeros productos que vemos, los más caros que nos ponen ahí, a la altura de la vista... Y nos reímos, sobre todo sabiendo que en su repertorio nos va a caer la ineludible Dans la Maison sur le Port. Confieso que yo a veces uso la música brasileña pero es por que sé que os gusta... como concesión al público... Con ese cinismo de cartón-piedra, Sanseverino resalta su auténtica personalidad: creativo, desbordante, genial, sin miedo a criticar ni a ser criticado. Las suya es una crítica llena de ironía, hecha desde una exagerada ingenuidad pero de una potencia devastadora. Yo es que vengo de fuera... en Toulouse tenéis alcalde de derechas o de izquierdas? Es del PS? De derechas entonces no? [...] De todos modos nos da igual, a algunos alcaldes les gusta el Rock, pero son raros...

Nos ofrece una versión superrevolucionada de Les Embouteillages (Los Embotellamientos) y entre el trabalenguas distinguimos a todos esos personajes con los que a veces compartimos el periférico de las grandes ciudades: los moteros que dan las gracias con los pies porque son marcianos que no conocen el lenguaje de las manos, las chicas que se maquillan en el retrovisor sin poner el freno, los camioneros que las tratan de "mujer al volante" y los conductores de ambulancia: marineros de la carretera que tienen una enfermera en cada hospital y que tratan a los pacientes con CDs, a saber, para el Lumbago, Nougaro o Django, para la pierna rota... ACDC y a curarse!
Un grupo de veinte personas ha bajado al pasillo que hay al pie del escenario y está bailando. Una parte del público se ha puesto en pie pero la mayoría siguen sentados. El artista recurre a todos sus trucos, redobla la sátira, nos hace cantar como los indios americanos y se luce a las cuerdas como un verdadero Guitar Hero. Para los bises ya estamos todos de pie y ha creado tal conexión que a nadie le extraña que en la última canción prescinda del micrófono, se baje del escenario y nos enseñe el estribillo de Finis ta vaisselle (ou tu finiras ta vie seul) un himno folk cuyo título traducido quiere decir "acaba de fregar los platos o acabarás tu vida solo". Al final de la canción, vuelve al escenario con un salto y nos dice adiós con la mano... Y estáis todos de pie, eh?
Condenado Django eléctrico...

Dr.J


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